En La Pedrera de María Ferrer ... "El mar ensordecía a todo el mundo, la niebla se había dejado barrer un poco contra la orilla debido al huracán, y el barco con todas sus luces como para fiesta, agonizaba en un lamento tan interminable como inútil de sirena. Eran las diez y pico de la noche. La gente regresaba al tranco a sus casas, dando de vez en cuando una ojeada hacia atrás. Pero era ciertamente cierto. El atunero chino Katay había encallado." Era el catorce de octubre de mil novecientos setenta y siete.